Nueva nota enviada por un legionario, en esta ocasión Gustavo Monsalve nos trae su opinión sobre el presente post Copa Davis.
¡¡¡ Muchas Gracias Gustavo !!!
Esperamos la participación de todos, pueden mandar sus notas a: lalegionargentina@hotmail.com
Una Argentina de personalismos.
Está claro. La derrota ante Francia, en la Copa Davis, fue rotunda. Íbamos por la gloria, por una nueva final; pero trajimos una nueva frustración al deporte. ¿Por qué digo íbamos? Es simple, los que nos identificamos con el deporte blanco sabemos que la Davis es mucho más que una simple copa por equipos. Acaso comparable al mundial de fútbol o mucho más para algunos de nosotros. Pero evaluemos un poco la situación que precedía a este encuentro de semifinales.
El equipo estaba golpeado. Mónaco viene de una recuperación de la lesión en la muñeca que lo tiene a maltraer. Su última actuación en el Abierto de Estados Unidos había sido bastante floja y si somos honestos ante el escenario de Copa Davis nunca ha sabido responder del todo. Muchos todavía nos preguntamos si la decisión de llevarlo a él por Chela fue la más acertada. Más aún teniendo en cuenta que Juan Ignacio es el único que comparte el lujo de haber ganado un torneo de nivel ATP junto con David y ante un rival de la jerarquía como lo es Sam Querrey.
La pareja de dobles compuesta por Schwank y Zeballos venía mostrándose fuerte y capacitada para las grandes citas. Su llegada a las semifinales del Abierto exhibía a las claras una capacidad enorme para ser la pareja definitiva de Argentina.
Nalbandian… ¿Qué se puede decir? Es un gigante. Parece mentira que haya personas con su talento. Los que vemos tenis, los que lo jugamos, sabemos que para hacer magia se necesita una varita y que para pegarle a la pelotita se necesita una raqueta. Pero él, tal vez comparable a Federer en su facilidad y naturalidad, saca tiros de la galera como si esto fuera solo una ilusión. Siempre creí que el mote de «Mago´´ le calzaba mejor a él que a Guillermo Coria. No voy a hacer mención alguna a los calificativos que muchos le tratan de imponer por seguir un estilo de vida diferente.
No nos olvidemos de Delbonis, como sparring, un talento joven que seguramente estallará en poco tiempo dejando esquirlas de talento por doquier.
¿Dónde estuvo el problema? Acaso… ¿en la decisión de llevar a Mónaco en vez de Chela? ¿O tal vez en poner a Nalbandian contra Monfils el primer día? No. El equipo francés nos superaba en todos los planos. Sino fíjense cuidadosamente en el historial frente a Monfils de Nalbandian, o los logros de Llodra a nivel dobles. Ni hablar de la experiencia de Clement. Que quede claro esta no es una crónica de lo sucedido. Esta es una crónica de lo que viene sucediendo desde hace tiempo en este deporte que acá viene teniendo poco de blanco y está más bien manchado. Las manchas no son casuales, mucho menos ajenas a los jugadores mismos. Sino, con el riesgo de parecer exagerado, con el personalismo que constantemente caracteriza a nuestra sociedad y que en el tenis se muestra como síntoma de una enfermedad que nos viene trayendo tantas frustraciones.
Asumo mi parte de culpa, yo pensé que Nalbandian levantaría la espada como en aquel comercial tan pintoresco y les daría una paliza a los galos. Pero todo se desinfló muy rápidamente y luego de echar culpas hasta a la Virgen María se me aclaró el panorama.
Un jugador solo no puede ganar la Davis, y esto era lo que pretendíamos, incluso los jugadores. Una selección de fútbol no va a ganar sólo por tener a un campeón del mundo como técnico. Un país no va a recuperarse de la pobreza e indiferencia por un presidente/a.
Es triste, pero nos encantan los pensamientos mágicos. Somos presas del mesianismo en todos los planos de nuestra vida. El personalismo de un Nalbandian, cuya prepotencia y espíritu tanto nos muestra, no nos va a dar nuestra primera Copa, sino más frustraciones. Ni hablar de la pésima actitud, cuando asumiendo el rol de líder absoluto, hizo su descargo a Tito Vázquez públicamente. Ni hablar de su huída luego del dobles retirándose como diciendo «ahora ya no me interesa esto, ya no puedo ser el héroe´´. Pero el problema no es el líder. El problema es la posición de líder. Necesitamos cohesión y unión en el grupo de chicos que enfrentan este desafío deportivo. Atención, no todo está perdido. Creo que los chicos del dobles están mostrando que todavía se puede hacer algo. La lucha cuando todo estaba perdido fue digna.
Cuando haya un equipo unido, sin líderes, sino más bien un objetivo común, no tengo dudas que la Davis será de Argentina. Pero claramente esta es una de las tantas fallas que tenemos como sociedad, que en este caso ha sido el tenis el que nos la ha mostrado.